martes, 9 de diciembre de 2008

Mujer rebelde


Texto escrito a cuatro manos por mi hermana Myriam y yo para la exposición de fotografía de nuestro querido amigo Iban ek: Exposició la rebel·lió de la paraula, una visiò de Mexic de l'Ibanet. Local de RAI, C/Carders, 12 principal.

A veces la palabra tiene rostro de mujer.

En el principio fue una niña. Una niña-palabra de piel morena, de pelo revuelto. Una niña que lucha, que grita, que sostiene en sus manos un puñado de tierra oscura: la fuerza de la historia.

La selva la cobija. El sol y el agua de la lluvia: su alimento.

Ella es la palabra convertida en mujer. Mujer-palabra precoz de juventud contenida. La necesidad manda al tiempo. Mujer-adolescente de ojos rebosantes de fuerza, de mirada altanera, desafiante. Orgullosa de su rostro oculto.

El maíz y el frijol: la leche de la vida.

Ama de casa, agricultora, leñadora, tendera, asamblearia… Casi sin darse cuenta: esposa, madre. Llantos de noche llena y río silencioso de milpa amarga. Madre-mujer, leche indígena teñida de blanco.

La luna blanca le canta nanas.

Mirarás las palabras que caminan tu destino, que son tus compañeras. Rostros familiares que te encuentran, te adivinan, te saben. Letras entrelazadas, marimba a cuatro voces, sueños en la cocina preparando el tamal. Mano sobre mano paleando tortillas, rompiendo mazorcas.

La ceiba nunca llega a hacerle sombra.

Palabras que se juntan para retar al cielo, para demandar lo que es justo, para mirar al hombre cara a cara, ojo a ojo. Huipiles tejidos con historias de dignidad, cambiando flores por pasamontañas, animales por consignas.

La carreta le hace de guía. El camino.

Muerte como castigo. Muerte injusta, indigna. Muerte sin voz. Muerte a la que mirar sin bajar la cabeza. Vieja compañera de añejos trucos. Retada, exorcizada a golpes de humo de copal. Oraciones murmuradas por encima del hombro, por encima del rebozo blanco, de la lágrima seca. Almas que sanan.

Caminar la libertad

“Así que aquí estoy yo, una mujer indígena. Mi nombre es Esther, pero eso no importa ahora. Soy zapatista, pero eso tampoco importa en este momento. Soy indígena y soy mujer, y eso es lo único que importa ahora”

Mensaje de la Comandante Esther ante el Congreso de la Unión, miércoles 28 de marzo de 2001.

viernes, 28 de noviembre de 2008

Hay que seguir



Cada vez me cuesta más emocionarme con algo, las cosas me resbalan, las lágrimas oportunas casi siempre se niegan a salir. No sé, supongo que por mi trabajo me voy haciendo inmune al dolor de la enfermedad, de la muerte natural, a los problemas emocionales de la gente, a sus desgracias del día a día. Supongo que tras años de noticias desgarrantes me van dejando de afectar las noticias de guerra y destrucción, las dificultades económicas que campan por doquier, los despropósitos que suenan cada día más alto.

Y así, me siento fría y distante muchas veces y no me gusta sentirme alejada del dolor del mundo.

Pero hay un par de cosas que aún me remueven hasta las cejas, siempre, sin excepciones: la primera es cualquier apelación a la guerra civil española, a la resistencia del pueblo llano, a las fosas comunes, a la represión indiscriminada. la segunda es el saber de las luchas de la gente por recuperar lo que es suyo, el ver la resistencia, palparla, el descubrir una y otra vez, aunque ya sin sorpresa, que la represión sigue, diferente pero sigue, matando ideas.

Y no puedo dejar de llorar y se me ponen todos los pelos de punta cuando leo un simple artículo en el periódico, oigo un testimonio, veo un documental, oigo una canción demoledora.

Muchos dicen que las heridas están cerradas, que no vale la pena remover el pasado, que los muertos ya hace mucho que están muertos, que los asesinos ya no pueden pagar. Pero yo no me lo creo, porque mis abuelos siguen sin querer hablar del tema 75 años después, porque el levantamiento de huesos sigue levantando ampollas, porque cualquier discusión acerca de este tema nos despierta el lado oscuro a más de uno, porque aún persiste la necesidad de justificarse de los descendientes de los responsables, la necesidad de culpabilizar a las víctimas, porque los ejecutores de aquella barbarie siguen ocupando espacios de poder.

Muchos dicen que no tiene sentido luchar, que la batalla está perdida, que no hay esperanza. Muchas tras años de intentos de construir algo distinto nos frustramos, nos descolgamos, nos convencemos de que las cosas no se moverán, nos volcamos hacia dentro en un intento de huir de la impotencia.

Pero todo sigue igual, cualquier pequeña iniciativa sigue requebrajando la armonía impuesta por los poderosos, les sigue dando miedo.

Por eso sigue siendo necesario indagar la verdad, nombrar a los responsables, devolver los cuerpos a un lecho digno, hacer justicia, reparar el daño. Sigue siendo necesario luchar, cada una desde sus posibilidades, cada uno a su estilo, por cambiar este mundo loco que hemos heredado. Y sobre todo, porque seguir luchando es mantener vivos los sueños por los que murieron muchos y muchas hace ya demasiados años.


jueves, 13 de noviembre de 2008

Como elegir una plaza de oposición para el ICS y no enloquecer en el intento


Para la Roci, mi compañera de fatigas

Primero: Descifrar el código secreto, es decir, lograr identificar que ambulatorio oferta cada plaza. Pues a pesar de que para el ICS todo se basa en una combinación de letras y números, los ambulatorios en cuestión pues resulta que tienen nombre y la tal clave anteriormente citada no la usa nadie más que los expertos que elaboran la lista de las plazas y, claro está, las afortunadas que las tenemos que traducir.

Segundo: hay que situar el susodicho centro, es decir: encontrarlo en el gran espacio sideral. Primero claro has de saber donde está la ciudad o pueblo, la provincia al menos te la soplan, después encontrar la calle o plaza -sede afortunada- en cuestión. Después intentar ver como se llega: mapas de metro, tren, autobuses, carromatos varios, mejores carreteras para hacer autostop (si no tienes la suerte de tener el carnet de coche, cosa no indispensable para obtener la plaza pero sí para llegar al trabajo en buenas condiciones). Y así comienza el desarrollo de algunas de las cualidades del buen investigador. Trucos sobre como encontrar un centro de salud en un satélite (me he vuelto adoradora del google maps). Gracias Rocio, no lo habría conseguido sin tí. Ayuntamientos inteligentes que son dueños de una página web que situa los centros (no son muchos), llamadas a amigos a altas horas de la noche, oye tú sabes donde queda esto?? En fin, un sinvivir.

Tercero: hay que averiguar el horario laboral al que aspiras y algún que otro dato interesante sobre el centro para decantar las preferencias: es docente o no, hay buen ambiente, hacen sesiones de formación, cuantas visitas diarias tienen (todas las estadísticas son mentira), etc, etc, etc. Parece fácil, verdad?? Pues empieza la odisea. Claro está la información te la da el coordinador o la coordinadora de cada centro, el cual, depende de las ganas que tenga de que vayas o no para allá, pues te lo pone más o menos bonito, si logras encontrarlo. Los teléfonos no contestan, los o las coordinadoras no están, están reunidos, están pasando consulta, están almorzando. En fin, practicas de telefonista.

Cuarto: si no has perdido la cabeza en los tres primeros pasos, después de recabar toda la información necesaria - mucha o poca, depende del perfeccionismo de cada cual, de tu número en la lista y demás factores - pasas a elaborar la lista de tus preferencias. Claro está, la lista será mas o menos larga depende, otra vez, del lugar que el destino te ha deparado ocupar. En mi caso el 131, es decir, a elaborar una lista de 130 plazas. Uff!!

Cuarto: ya está, has finalizado la investigación. Has hecho la lista. Ahora sólo queda presionar al destino. Pones una vela, rezas unas cuantas oraciones adaptadas, exortizas los nervios del día anterior comprando compulsivamente y los de la noche con un buen concierto de guitarra flamenca y selecta compañía, duermes con alguna ayuda, te levantas y...

Ya está, tengo plaza, la primera opción de mi lista, la que quería. Soy feliz.
Quien ha dicho que elegir era difícil???

Recuerdos melancólicos

Laguna Lachuá, Guatemala 2004

Y después

Los laberintos
que crea el tiempo
se desvanecen.

(Sólo queda
el desierto)

El corazón
fuente del deseo,
se desvanece.

(Sólo queda
el desierto)

La ilusión de la aurora
y los besos
se desvanecen.

Sólo queda
el desierto.
Un ondulado
desierto.

Federico García Lorca. Poema del cante jondo

sábado, 1 de noviembre de 2008

martes, 7 de octubre de 2008

Paciencia de paciente

No acostumbro a ser paciente. Cuando me siento mal normalmente no me hago mucho caso. Algunas veces me automedico aunque la mayoría de las ocasiones paso de lo que me pasa y paso de los consejos que yo misma les daría a mis pacientes en una situación similar. Siempre fuí seguidora de la máxima "el cuerpo cura solo". Mi familia y amigos son testigos de mis más que frecuentes: no es nada, ya se te irá, cap problema, y del poco caso que les hago. Nunca fui una buena médico fuera de la consulta, ni una buena paciente.

Estas últimas semanas he necesitado mucha paciencia para intentar convertirme en una buena enferma. Y he revivido en mis carnes muchas de las típicas actitudes que suelen sacar a los médicos de quicio en la consulta.
Lo sé, siempre fui una cartillera, de esas que se olvidan de las citas o se equivocan de día, de las que sólo se toman las pastillas hasta que se sienten un poco mejor, de las que cambian el tratamiento a su antojo, de las que no siguen los sabios consejos de su médico, de las que no se fían de lo que les han diagnosticado y vuelven a consultar.

Claro, como soy médico tengo excusa. Yo sé que es lo que me conviene...

Me he roto un dedo del pie, una minucia, una estupidez que sin embargo me ha obligado a hacer reposo relativo dos semanas. De inicio no lo llevé muy bien, no sé estarme quieta. El mismo día de la fractura me largué a celebrar el cumple de un amigo y me fuí al museo de las ciencias, a los dos días llegó mi cumple así que me las apañé para hacer una paella e insití, salvo cuando conseguía hacer caso a las órdenes de mis amigos, en ir y venir cojeando a la cocina. Y así seguí trampeando hasta que me salió una terrible erupción a la que, por supuesto, de entrada no hice mucho caso. Con los días y el progresivo aumento del picor, casi me vuelvo loca. No podía hacer mucho más que concentrarme para conseguir no rascarme todo el cuerpo y embutirme a antihistamínicos. Al fin, gracias a que las pastillas me dejaban KO, hice una cura de sueño y empecé a mejorar.

Por supuesto mis conductas reprobables siguieron: al primer efecto secundario molesto me dejé las pastillas, abandoné la meditación para controlar mis impulsos y me hice una carnicería en el brazo izquierdo, que es el que me quedaba más a mano. Me quité el vendaje porque me hacía daño e insití en caminar antes de lo que debería, sin muletas por supuesto, y en ir demasiado lejos.

Lo curioso es que mis sospechas iniciales de que el diagnóstico (consensuado por unos cuantos médicos amigos) estaba mal eran correctas, mi erupción curó y no necesité más pastillas dañinas, mi pie mejoró de manera veloz y la cura de sueño me fué estupenda, tanto para mi salud física como para la mental.

Menos mal que nadie me riñe. Menos mal que cuando consulto con algún médico respeta mi opinión y no se atreve a sermonearme. Menos mal que la mayoría de las molestias realmente se curan solas y menos mal que en el fondo de vez en cuando, y a pesar de mi pasotismo, acierto y me hago caso.

PD: Conste que deberían, antes por supuesto de sacar cualquier conclusión al respecto de lo escrito, consultar con su farmacéutico.

viernes, 3 de octubre de 2008

Quien roba a un ladrón...

Hace un par de semanas se repartió un periódico especial por estos lugares: CRISI
No se si se enteraron fuera de Catalunya pero por aquí se armó un buen revuelo durante unos días. Resulta que a alguien se le ocurrió que aquello de: Quien roba a un ladrón tiene cien años de perdón se podría aplicar al siglo XXI, y, claro está, el objeto de su dedicación fueron los bancos y grandes entidades financieras. Resultado: mucho dinero repartido.

Les aconsejo que se descarguen la publicación y se la ojeen. Les arrancará, como mínimo, una sonrisa.